Objetivos del Aislamiento Acústico

Cuando las ondas sonoras chocan con un obstáculo, las presiones sonoras variables que actúan sobre él hacen que éste vibre. Una parte de la energía vibratoria transportada por las ondas sonoras se refleja y vuelve hacia la fuente, otra parte se transmite a través del obstáculo y pone en movimiento el aire situado del otro lado, generando sonido. Por último, parte de la energía de las ondas sonoras se absorbe y disipa dentro del elemento separador, reduciendo la energía irradiada al otro lado.

El Aislamiento Acústico es la protección de un recinto contra la penetración de sonidos del exterior; igualmente el aislamiento acústico puede evitar que los ruidos generados en un recinto se transmitan a los recintos adyacentes. Se trata de reducir, tanto el ruido aéreo como el estructural, de forma que la energía transmitida a través del elemento separador sea mínima.

Para obtener un buen aislamiento acústico, debe incrementarse la energía disipada y/o reflejada. Esto se puede conseguir con materiales duros y pesados y, a ser posible, que sean flexibles (hormigón, terrazo, acero, plomo,…), si bien se pueden conseguir muy buenos aislamientos utilizando soluciones con materiales más ligeros pero combinando diversas capas de materiales de características distintas (paredes de capas múltiples)

El aislamiento acústico total de un recinto se determina mediante el cálculo combinado del aislamiento que proporcionan todos sus elementos separadores, y considerando la presencia de elementos con un aislamiento acústico distinto (puertas, ventanas, claraboyas,…). A la hora de definir el aislamiento acústico necesario, es preciso considerar tanto el nivel de ruido existente en el exterior del recinto, como el nivel de ruido máximo admisible en el interior del mismo.

Objetivos del Acondicionamiento Acústico

El objetivo del acondicionamiento acústico de un local es conseguir un grado de difusión acústica uniforme en todos los puntos del mismo. Con ello se pretende mejorar las condiciones acústicas de sonoridad aumentando el confort acústico interno del local. 

Los primeros estudios en esta materia los realizó el profesor W. C. Sabine en 1895 y su aportación puede resumirse en los siguiente principios: 

1. Las propiedades acústicas de un local están determinadas por la proporción de energía sonora absorbida por paredes, techos, suelos y objetos.

2. La proporción de sonido absorbido está ligado al tiempo que un sonido emitido en el local desaparezca después de suprimir el foco sonoro.